El Estado Islámico (EI) conformado por un grupo radical de dirigentes político-religiosos, surgen como consecuencia de la invasión norteamericana a Irak para acabar con el dictador, Saddam Husein. Su origen se remonta a 2002, cuando fundan el grupo radical Tawhid wa al-Jihad. Un año después de la invasión a Irak, el dirigente Zarqawi, funda Al-Qaeda que a partir de 2006 se transforma en el Estado Islámico.
Los objetivos internacionales del EI, no se limitan a la región árabe, por su organización y convicción político-religiosa, pretenden ligar a todo el mundo musulmán, cualquiera sea el país en el que se encuentren.
Destrucción total de vestigios de la humanidad
El EI no solo pretende cubrir el planeta de su plataforma político-religiosa, para lo cual recurre a dar muerte cruel y sin piedad a quienes no comulgan con sus propuestas. Decapitaciones, muertes colectivas, difusión de los crímenes por Internet, captación de niños y discapacitados de todas partes del mundo, son una actividad cotidiana para ellos.
La crueldad de sus acciones no tiene límites, porque paralelamente, está destruyendo vestigios históricos de las primeras civilizaciones humanas que se instalaron en Mesopotamia.
Recientemente después de dar muerte al Director General de Antigüedades y Museos en Palmira, Jaled al Asaad, por considerar que se trata de “un director de los ídolos”, han procedido a destruir el templo de Baal, en las ruinas de la ciudad siria de Palmira.
La destrucción de estas obras que la humanidad ha tratado siempre de conservar, como testimonio de su evolución y creatividad, “no podrá ser acallada y no conseguirán borrar esa gran cultura de la memoria mundial. Es un nuevo crimen de guerra y una pérdida considerable para el pueblo sirio y la humanidad.”, así se expresó Irina Bokova, directora General de la UNESCO.
Idolatrías
Para los integrantes del Estado Islámico, las obras religiosas preislámicas, de modo especial las estatuas, son consideradas como idolatrías, y por ello ya han destruido joyas arqueológicas en Irak. Han destruido en julio la famosa estatua del León de Atenas, y transformaron el museo en tribunal y en prisión. Con bulldozers, picos y explosivos destruyeron el emplazamiento arqueológico de Nimrud, tesoro del imperio asirio fundado en el siglo XIII. Luego se dirigieron a destruir Hatra, ciudad del imperio romano con más de 2,000 años.
En Libia también fue destruido el museo de Abdesalem Al Asmar, teólogo sufí del siglo XVI. Igualmente en Misrata fue destruido el museo de Ahmed al Zarruk. Mali la ciudad de los 333 santos, declarada patrimonio de la Humanidad fue destruida por considerarlos idolatrías.
Moriré de pie
“Moriré de pie, como las palmeras de Palmira”, así decía el Jaled Al Asaad, de 82 años que fue decapitado por los desadaptados del EI. El templo de Palmira era considerado como una reliquia única del siglo I d. C y una pieza maestra de la arquitectura y del urbanismo romano, por las columnas de su famosa calle principal y el templo de Baal.
La directora de la UNESCO ha manifestado también, que el fanatismo no prevalecerá sobre la creatividad humana; por tanto, los edificios y enclaves serán rehabilitados y algunos de ellos, reconstruidos, señaló Irina Bokova.
Lo que viene ocurriendo en el mundo árabe, esperamos que nunca se produzca por estos lares, porque nos quedaríamos sin Machupicchu, sin las líneas de Nazca, los museos del norte del Perú, y de cuanto testimonio dejaron los antiguos peruanos. Que Alá los agarre confesados.
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