Sin inteligencia estratégica
La huelga del magisterio que acaba de concluir, no por decisión del gobierno ni por actas de compromiso firmadas entre las partes en conflicto sino porque de pronto un nuevo dirigente salido del norte del país, decidió por sí y ante sí que por ahora era suficiente con las conquistas logradas sobre el gobierno durante casi tres meses de duras batallas en las calles.
Los hechos revelan que el gobierno careció de inteligencia estratégica como así se llama la que debe producir el órgano ad hoc que está al servicio del presidente y la cúpula que gobierna el país, vale decir la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI).
Ahora se puede apreciar que el presidente PPK cometió un error al suponer que la devolución de la totalidad de licencias sindicales que el ex ministro de educación Antonio Chang había arrebatado al SUTEP durante su gestión, sería una rama de olivos para tener controlado a los dirigentes de Patria Roja que durante décadas dirige a una de las organizaciones sindicales más numerosas del país.
Por aquellos días iniciales de la instalación en palacio de gobierno de PPK, los diarios informaban que mediante un decreto supremo el gobierno duplicó la cantidad de licencias sindicales con goce de haber; según los cálculos de la gestión de Chang, los dirigentes del magisterio con goce de haber llegaban a 304 profesores que en lugar de enseñar hacían proselitismo político. En cifras, los pagos por remuneraciones calculados por el sector educación durante quince años llegaban a la cifra de US$ 19,5 millones y en horas perdidas estas ascendían a 173 millones de horas de clase dejadas de dictar en las escuelas del país.
Estas dádivas otorgadas por el gobierno de Peruanos por el Kambio para controlar al SUTEP, resultaron tiros al aire, porque el magisterio de base, venía rechazando y cuestionando a la dirigencia que engordaba, se burocratizaba, hacía finanzas, organizaba viajes, otorgaba préstamos, compraba hoteles, construía todo lo que el capitalismo les podía permitir a estos buenos discípulos de Marx a través de la Derrama Magisterial.
Sin embargo, la procesión iba por dentro, el magisterio de base con nuevos dirigentes más radicales y con mayor poder de convocatoria venían gestando una huelga con dos propósitos, a) luchar por sus reivindicaciones económicas y b) poner en claro que el SUTEP ya no los representaba.
Por eso resultó un grave error que el gobierno convocara al SUTEP a dialogar, firmar acuerdos si ellos ya no eran obedecidos, estaban cuestionados y habían terminado como cualquier oligarquía sindical. Como siempre la inteligencia estratégica estaba ausente.
Magisterio ideologizado
Otro aspecto importante que nos deja la huelga magisterial, es la ideologización de las cúpulas dirigenciales y las bases del profesorado.
Previamente debemos señalar que sociológicamente hablando, una sociedad para poder continuar y hacer predecible su funcionamiento, requiere que las instituciones se reproduzcan, y el instrumento para que ello ocurra es el sistema educativo. De modo que, la enseñanza de la Constitución cuando la ley dice que es obligatoria, solo es posible hacerla a través de la educación en todos los escenarios geográficos con que cuenta el país; la familia, la democracia representativa, las instituciones económicas, ente otras muchas instituciones que sirven para promover el desarrollo nacional y la seguridad del país.
Si esa es la obligación del Estado y el objetivo hacer que cada ciudadano lleve impregnado en la piel el sistema político que la Constitución ha definido, entonces ¿cómo es que el magisterio debe estar en manos de profesores ideologizadas?, ¿cómo es posible que quienes no creen en la democracia y sus instituciones, enseñen a millones de niños y adolescentes del país?
No cabe duda que si supiéramos cuantos de los miles de profesores están ideologizados y el nivel de dicha ideologización, (ese diagnóstico que aún no se produce), nos indicaría el nivel de riesgo en el que se encuentra la democracia representativa.
Esta es una de las razones por las cuales los funcionarios del Ministerio de Educación, en sus diversas instancias, tienen a sus hijos en los mejores colegios privados. Sería muy simple averiguar en qué colegio estatal estudian los hijos los que definen las políticas públicas educativas y nos daremos cuenta que a ellos no les importa si el magisterio está ideologizado o no, los les interesa si efectivamente los niños y los adolescentes tienen de veras una formación democrática de base. ¿Cómo podemos saber si un profesor ideologizado, lejos del control del ministerio de educación, está enseñando temas políticos e impartiendo argumentos contra la propia sociedad peruana?
Como lo dijo el congresista Mauricio Mulder en el congreso, este no es un tema solo reivindicativo sino un tema de seguridad nacional. Es pues el momento de ponerse a pensar y debatir si en el nuevo milenio que ya vivimos, los profesores deben ser una categoría de funcionarios del Estado que no solo estén bien remunerados, permanentemente actualizados y capacitados sino personas respetables en las que la sociedad les entrega la responsabilidad de que las instituciones sean bien enseñadas, por tanto tienen que ser personas que crean en la democracia. Si esto no ocurre, es cuestión de tiempo ver nuevamente la violencia desatada en el país. Y eso es justamente lo que no queremos.
Como dijo el dirigente magisterial Pedro Castillo, la huelga no ha terminado ha sido solo suspendida y en el colmo de la desfachatez le dijo al gobierno: “las clases no se inician el lunes 11 de setiembre, porque ese día ha sido declarado de duelo por los mártires del magisterio en esta lucha, las clases se reiniciarán recién el miércoles 13 porque tardaremos 48 horas en regresar a las aulas de clase”. Es decir, el gobierno, no tiene en la práctica control sobre los dirigentes ideologizados, no tiene gobernanza.