Lo que se vende por calles y plazas como un acto de sacrificio político y desprendimiento del presidente Martín Vizcarra, de adelantar las elecciones, para que otros peruanos de mejor criterio, transparentes y decentes asuman el control y conducción del país, no es cierto. Está utilizando el sambenito que se le ha colgado al congreso no como producto de un prejuicio de la sociedad, en este caso, sino porque su comportamiento en los asuntos de Estado (legislar e investigar) han creado mucho desánimo y frustración en la población sobre una institución tan importante y necesaria para el juego democrático.
Este sambenito aplicado al congreso en los años noventa, hizo que Alberto Fujimori desde su condición de dictador, cerrara el congreso y desapreciaran con él las dos cámaras, vale decir la de diputados y senadores. Gobernó con un congreso de cámara única y fue un remedo de democracia, ya que estuvo sometido a sus caprichos y compró a cuanto sensual oportunista del congreso le diera su voto para conseguir lo que quería del poder.
Después de diez años de gobierno autoritario cuyas acciones y excesos lo han llevado a la cárcel, pretendió una tercera reelección, manipuló el proceso electoral pero el pueblo cansado de estos caprichos, salió a las calles y el todo poderoso presidente el año 2000 fugó y por medio de un fax presentó su renuncia a la presidencia.
Aquí, hoy día, la situación es otra, y así como Alberto Fujimori, Alejando Toledo, Alan García y Ollanta Humala pretendían reelegirse y éste último intentó que su esposa Nadine Heredia fuera su sucesora, Martín Vizcarra se quiere ir, no quiere completar lo que queda de los cinco años previstos en la Constitución.
La historia recordará en pocas líneas a Martín Vizcarra, como el frustrado presidente de ocasión, que no supo ni tomó conciencia del por qué está en ese cargo, le queman las manos, no puede dirigir a las instituciones que le dan poder, ni mucho menos fortalecer la democracia y continuar con el mayor desarrollo del país. Para aquello que no puede hacer ni sabe cómo usar, tiene en sus manos 17 ministerios, todos con presupuestos millonarios debidamente aprobados para hacer gestión. El Poder Ejecutivo como su nombre lo indica tiene que ejecutar el gasto programado para todos los sectores en los que está estructurado el país, cuenta con 25 gobiernos regionales que son responsables de la ejecución obras de todo tipo en las regiones de su competencia y administra más de 1,700 municipios en todo el país, amén de organismos públicos de control, recaudadores y de servicios a la sociedad. De los 17 ministerios que existen, 14 están encargados de la promoción del desarrollo, uno es responsable de la seguridad y el orden interno (Ministerio del Interior), otro de la defensa de la soberanía (Ministerio de Defensa Nacional) y el Ministerio de Relaciones Exteriores para la defensa del país y la aplicación de la política exterior en el mundo globalizado.
Para eso, señor presidente, a usted lo designaron en reemplazo del que fracasó por actos de corrupción. No cabe duda que usted se la encontró, el problema es que no sabe qué hacer con tanto poder en sus manos. Gestión señor presidente, gastar bien el dinero de los peruanos y controlar que los corruptos no queden impunes si es que de veras es su franca preocupación. Usted, a pesar de lo accidentando de su ascenso al poder, bien pudo pasar a la historia como el hombre que sin partido político, sin bancada en el congreso, sin control de los medios y con el respaldo voluble de las calles, así como de la izquierda desfasada que le hace coro en el congreso y oposición en los gobiernos regionales del sur, pudo dinamizar la economía, terminar con la recuperación de la zona norte del país afectada hace varios año ya por el fenómeno El Niño; usted pudo evitar la vergüenza internacional de que en el Perú los niños mueren por miles por falta de incubadoras; usted bien pudo parar a cuando violentista de izquierda ha bloqueado el desarrollo de Arequipa y las voluntades separatistas que los aymaras del sur coludidos con Evo Morales vienen planteando la creación de la nación aymara, eso es geopolítica y su servicio de inteligencia no le sirva de nada.
Gobernar es decidir, pisar callos, usted ha permitido que el presidente de Colombia en dos oportunidades le dijera en la cara que resulta hipócrita un gobierno que sigue haciendo negocios con empresas corruptas como Odebrecht; por eso qué fácil resulta decir, mejor me voy y también arrastro al congreso. Es inútil decirle que la Constitución a la que usted invoca señala como plazo de gobierno cinco años; que los corruptos del congreso le incomodan, denúncielos pero dese cuenta que la mayor corrupción está en la administración pública, en cada ministerio, en cada gobierno regional, en cada municipio, en cada órgano autónomo del Estado, esos son los espacios que están bajo su jurisdicción con los presupuestos asignados. Usted ha podido pasar a la historia metiendo preso a todos los corruptos del Poder Ejecutivo, hostilizarlos y la prensa todos los días habría llenado los titulares señalando “este es el hombre que le faltaba al país”.
¿Qué es lo que nos va a dejar?, una economía inmovilizada, proyectos mineros sin ejecutar, carreteras confiables sin construir, y muy posiblemente a algún funcionario ingenioso del ministerio de transportes se le ocurra aplicar “pico y placa” a la carretera central; también dejará desocupación por la reducción de puestos de trabajo que ya se vienen sintiendo, vale decir, pobreza. Al parecer, ya es tarde, si acaso se queda, o también se va, el Perú vivirá una suerte de incertidumbre política que de veras no lo merecemos y está dando oportunidad a que los que codician el poder no para buscar el desarrollo del país sino para enriquecerse con los dineros de los peruanos, aprovechen de esta bandeja de plata en la que les está dejando el país.