Cuando a comienzos del siglo XX surgieron partidos de democracia creíble y sólida como lo fueron el Partido Aprista Peruano, bajo el liderazgo de Víctor Raúl Haya de la Torre, la Democracia Cristiana, con Héctor Cornejo Chávez, que después se dividiría y diera paso al Partido Popular Cristiano, con Luis Bedoya Reyes, y Acción Popular con Fernando Belaunde Terry, la democracia peruana era una posibilidad y una promesa porque cada agrupación política contaba con una ideología de soporte.
- Democracia amenazada
Esa generación de políticos, académicos, intelectuales, artistas, poetas, filósofos, historiadores y pintores, que militaban en esas agrupaciones, se enfrentaron a las dictaduras que les tocó vivir, por el cual, sufrieron encarcelamientos y deportaciones que les daba un aurea de respeto por la defensa de sus ideas y sus contribuciones a la construcción de la democracia. Setenta años después, y con la desaparición de dichos líderes o que la vejez de algunos hizo que pasaran al retiro (Bedoya Reyes), la democracia ya no es una posibilidad, sino que está amenazada por la mediocridad de los sucesores generacionales, quienes no supieron mantener las bases ideológicas ni actualizarlas a los signos de los tiempos actuales, ni supieron mantener las distancias adecuadas entre la inmoralidad y la política sino que hicieron todo lo contrario, prescindieron de la ética y la moral. Esa mediocridad de líderes que bloquearon la posibilidad de la renovación de los cuadros, hizo que, en las provincias y departamentos, ahora mal llamadas regiones, los líderes locales dejaran a sus organizaciones primigenias y formaran sus propias opciones políticas, con ideas y propuestas más inmediatistas y desplazaran a las propuestas partidarias nacionales; en estos casos se apartaron de la ética, y, la política, solo sirvió para capturar el poder y los presupuestos regionales y los distritales, no cabe duda que ello favoreció la extensión horizontal de la corrupción, hoy generalizada en el país.
- La implosión de la democracia
Los representantes que han llegado al congreso recientemente elegido el 26 de enero de 2020, donde los partidos tradicionales Apra y PPC carecen de representación y van camino a la extinción, por estar envueltos o haber protegido casos de corrupción, o porque no quisieron deslindar con la inmoralidad como en reiteradas declaraciones solía repetir Lourdes Flores Nano: “recibir dinero no es delito”, son la antesala del derrumbe de la democracia en el país.
La democracia no la destruye una dictadura de izquierda o de derecha, tampoco un proceso subversivo, menos el narcotráfico; la democracia nuestra, está siendo minada desde su interior, porque ahora los que han llegado al congreso son gente mediocre, por eso una encuesta reciente de Datum, señala que el 53% de los peruanos no se siente representado. Los nueve grupos que llegan al congreso hace casi imposible que arriben a acuerdos sustantivos para el país, hace imposible que los 200 años de República que inexorablemente se nos viene para el 2021, puedan tener indicadores solventes de desarrollo político, económico y social y mucho menos de estabilidad.
Los 500 mil votos del general Daniel Urresti, son una expresión de la verticalidad con la que los peruanos quieren se resuelvan los problemas de inseguridad que ha invadido al país; la alta votación de Alberto de Belaunde, representante del Partido Morado, no soluciona el carácter medroso y pusilánime de su líder Guzmán, Belaunde es un personaje ajeno a dicho partido amorfo.
La obsesión del ingeniero Acuña, de UPP, por conseguir la libertad de un condenado por haber dado muerte a cuatro policías en un alzamiento contra un gobierno democrático, o la pérdida de la mayoría absoluta que poseía en el congreso disuelto, Fuerza Popular, no son indicadores de agrupaciones que representen la democracia y la moralidad en la política, que, a gritos, reclama la nación.
Incluso la llegada del FREPAP al congreso, es la manifestación de los sectores agrícolas empobrecidos, de los que carecen de sindicatos, de los que viven en las fronteras, de los que reciben míseros pagos por sus cosechas, cuya convicción religiosa más que ideológica no es la de la mayoría de peruanos y sus aportes tendrán limitaciones frente a los problemas nacionales y globales del país.
- ¿Y la izquierda?
Juntos por el Perú, o las otras agrupaciones marxistas que se quedaron fuera del congreso, no son la expresión de una izquierda moderna y democrática, son agrupaciones que le han hecho el juego a cuanto oportunista quiso llegar al poder, o han avalado en unas ocasiones con su silencio y en otras por visitas hechas o respaldos brindados a gobiernos marxistas de la región que han llevado a sus pueblos a la crisis, el empobrecimiento de sus ciudadanos y la migración involuntaria masiva; estamos hablando de Cuba con los Castro, Nicaragua con Daniel Ortega, Bolivia de Evo Morales, de Brasil con Lula da Silva, de Ecuador con Rafael Correa, Chile con Michel Bachellet o de Argentina con los Kirchner. La izquierda peruana si alguna vez lograra unificarse tampoco tiene entre sus dirigentes a personas con solvencia para ser garantía de poder instalar en el Perú una democracia más igualitaria, ya que la que ellos respaldan han terminado en convertirse en dictaduras perfectas con el respaldo pleno de los militares subordinados a las ventajas que le ocasiona sostener a un gobierno ilegal y arbitrario frente a su pueblo y con acciones corruptas de por medio.
- Rol del ejecutivo
La otra forma de destruir una democracia frágil, como la nuestra, siempre desde su interior es el ejercicio del poder, estamos gobernados por un presidente que primero aceptó y autorizó el proyecto minero de Tía María, fue suficiente que el gobernador regional de Arequipa promoviera unas cuantas movidas de la población para que luego dijera que Tía María no va; y claro que no irá, porque no existe autoridad. Si no existe autoridad para cobrar a miles de infractores de tránsito, si no existe autoridad para internar la enorme cantidad de vehículos con orden de captura, menos va a existir autoridad cuando un dirigente le moviliza las calles y le quita autoridad.
La democracia la defiende el ciudadano con su voto y credibilidad en las instituciones que regulan y administran el poder; pero cuando el poder ejecutivo mantiene a empresas con derechos excepcionales en la tributación, cuando se es tolerante con la corrupción, o, los sueldos de los funcionarios estatales suben enormemente como se aprecia hoy, y, los de los menos protegidos se mantiene por años congelados, entonces la rabia de acumula y el estallido social es la respuesta más inmediata.
Lo que viene ocurriendo en Chile, es un ejemplo de la insensibilidad de los gobernantes y los empresarios, el país sureño hace rato que es miembro del club exclusivo como la OCDE; se creían en el primer mundo, Chile es una isla de gobernabilidad en la región dijo el presidente Piñera, ahora se debate ante la violencia callejera; a Chile de nada le ha servido acumular dinero que solo se distribuyó entre los empresarios y los funcionarios de Estado, y a los de abajo solo les llegaba migajas salariales, impuestos, mala atención de la salud, pensiones paupérrimas, hasta que un día se hartaron de toda la injusticia vivida y la distribución desigual de tanto dinero. Aquí ya estamos advertidos.
- Negociando lornas contra tiburones
La salida de cuatro ministros directa e indirectamente vinculados a la negociación del Estado con una empresa corrupta como Odebrecht, y la salida abrupta de un fiscal que veía el tema, es otra forma de debilidad y corrosión de la democracia y la institucionalidad peruana.
Lo que a la fecha se conoce demuestra que esta es una negociación entre lornas y tiburones. Quien escribe esta nota, en Vivir Bien, correspondiente a enero de 2018, señaló con pelos y señales “…que la corrupción descubierta a Odebrecht en los Estados Unidos, está permitiendo reconstruir los verdaderos alcances de una organización que si bien tiene su sede en Brasil, se encuentra representada en cuatro continentes y 25 países: Alemania, Austria, Angola, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Corea del Sur, Cuba, Chile, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Ghana, Guatemala, Luxemburgo, México, Mozambique, Panamá, Perú, Portugal, República Dominicana, Singapur, Sudáfrica y Venezuela”.
Quienes piensan que Odberecht es solo una empresa dedicada a la construcción, están en un grave error; ha sido concebida como una organización global, desde el momento que se encuentra presente en cuatro continentes y 25 países; la empresa tiene una variada gama de negocios y participaciones distribuidas en el mundo. Esa lista de oportunidades de hacer negocios con Odebrecht, son los siguientes: Construcciones de infraestructura, Industria naval, Agroindustria, Medio ambiente, Petróleo y gas, Defensa y tecnología, Ingeniería y Construcción Internacional (infraestructura), Ingeniería y Construcción Internacional (Ingeniería industrial), Inversiones, Inmobiliarias y Transportes, Construcción de aeropuertos, Buques, Central hidroeléctrica, Plataformas sumergibles, plataformas flotantes, entre otros tipo de actividades con los que llegan a los gobiernos donde se instalan y corrompen a gobernantes y funcionarios de todo nivel.
Estamos pues ante un pulpo empresarial, global, todopoderoso; Odebrecht es un octópodo con tentáculos que maneja recursos y aparatos jurídicos internacionales ilimitados, mientras que nuestros defensores locales resultan lornas que no saben defender los intereses de todos los peruanos. Por eso resulta preocupante que el representante por Ancash recientemente elegido, de Acción Popular, señale en declaraciones a RPP, que hay que aceptar que nuestro país no ha tenido experiencia en lidiar con organizaciones de esta envergadura. Entonces, siempre seremos el yunque, y los sinvergüenzas y ladrones, el martillo que golpea a la nación.