Que el presidente es un personaje de las circunstancias, ya no cabe duda. Pero que ventilara problemas administrativos con su secretaria, es una muestra de su desubicación en el Estado.
Un congreso que no le tiene la más mínima simpatía, que no lo respeta como representante de la Nación, no es una novedad. Si el presidente tiene que explicar al Congreso, por qué facilitó o influenció para que en el Ministerio de Cultura se contrate a un personaje que colaboró con su campaña política, no es una novedad, los ministerios y las diversas oficinas del Estado están plagados de funcionarios que son amigos de los ocasionales gobernantes del país. Los ministerios son los espacios que con los dineros del contribuyente se pagan enormes salarios a estos personajes.
Los aconteceres políticos de estos días indican que el presidente no sabe que es el Ministerio de Justicia el principal asesor jurídico del Poder Ejecutivo, contemplado en el artículo 6 inciso a) de la ley del Ministerio de Justicia. Si el Congreso demanda una explicación sobre la contratación de una persona en específico, es a la Ministra de Justicia a quien debió convocar para elaborar una respuesta legal, y asunto terminado. Pero no, el presidente taimadamente optó por recurrir a su secretaria y sugerirle lo que debía de responder. Nada de esto se hubiera sabido, si esta persona de su entera confianza que le viene acompañando desde su gestión en Moquegua, no hubiera grabado y entregado dicha conversación a un impresentable como el “congresista” de apellido Alarcón, que no es trigo limpio, sino que porta una mochila de malos manejos de los recursos del Estado cuando fue Contralor, por el cual la justicia lo persigue.
El tal Alarcón y su mentor Antauro Humala, encontraron la oportunidad de debilitar más al presidente, y consiguieron que el presidente del Congreso, Manuel Merino, quien sin averiguación previa, sin demostración de la autenticidad de las grabaciones, autorizó la difusión masiva de los audios que hoy estremecen palacio de gobierno y la población observa estupefacta cómo la ambición por el poder, los lleva a olvidarse de la pandemia que ya lleva más de 30 mil peruanos muertos, de ciudadanos que por millones han perdido su puesto de trabajo o que la recuperación económica se vea frustrada por la agitación, zozobra e incertidumbre en la que vive la población.
El error del presidente sobre sus conversaciones no santas, las tendrá que explicar cuando se le acabe el blindaje que por ahora le otorga la Constitución, habrá que esperar al 28 de julio del 2021.
Pero la mayor gravedad de los acontecimientos, es que el juego político está tratando de servir para propiciar la vacancia presidencial, la misma que no responde necesariamente a cuestiones éticas que sus acusadores no portan ni pueden exhibir. Es la ambición de querer llevar la banda presidencial, no importa si se logra sobre los cadáveres de miles de personas o la pérdida de trabajo de millones de peruanos. Y para mayor complejidad, telefónicamente, el presidente del Congreso llamó a los Comandantes Generales de las Fuerzas Armadas y solo encontró al de la Marina de Guerra, para decirle que podría ser el próximo presidente y que las Fuerzas Armadas no se metan en estos asuntos. ¿A título de qué, se curaba en salud, acaso algún tanque salió a las calles, acaso los buques de la Marina se retiraron de la costa, o los aviones de la Fuerza Aérea, hicieron una pasada rasante como lo hizo el general Abran Caballerino en 1987 para impedir que se creara el Ministerio de Defensa, hecho que determinó su destitución?
Nada de esto estaba ocurriendo, sin embargo, para poner la fresa en la torta, el general y congresista por Acción Popular, Otto Guibovich, que al parecer formaba parte de esa intentona, le trataba de recordaba al Ministro de Defensa que las fuerzas armadas son de la patria. Ergo no pueden intervenir.
Lo cierto de esta brutal semana de incertidumbre política, no está del todo resuelto y los acontecimientos de los siguientes días nos dirán si contamos con un nuevo gobernante o se mantiene el mismo con todas sus debilidades y su autoridad maltrecha. ¡Qué forma de comenzar a celebrar 200 años de vida independiente! Como lo dijo Luis Alberto Sánchez en un libro publicado en el exilio entre 1948 y 1956. Perú: retrato de un país adolescente.
Buenos días, gracias por este resumen claro, muy bien dicho y expresado.
Muy bien Jaime
Gracias amigos por seguirme y sus frases de aprobación.
Excelente.
La situación actual no podría ser expresada de una mejor manera.