El dicho popular dice: “No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que lo quiere oír”; al respecto, la grita bajo el sombrero del que hoy está en palacio de gobierno, Pedro Castillo, así como la abierta y notoria influencia sobre la toma de decisiones en el poder ejecutivo del dirigente político Vladimir Cerrón, del partido, Perú Libre, indica que ambos gobiernan al alimón, y claro que no llegaron para convivir con los ingenuos demócratas ni la frágil democracia del país, sino que llegaron para quedarse en el poder por el tiempo que les sea necesario y cambiar el sistema político, e implantar el socialismo del siglo XXI, ese es el objetivo.
¿Cuándo y dónde se ha visto que un partido político, ejerce control e influencia notoria sobre el personaje que los votos llevaron a ocupar el primer cargo de la nación? Aquí, los socios Castillo y Cerrón, son conscientes de que se están llevando de encuentro dos artículos constitucionales, el 110 que indica que el presidente personifica a la nación y es quien gobierna y el artículo 118, que señala que la política exterior la conduce el presidente. ¿A guisa de qué entonces, el médico Cerrón descalifica el nombramiento del canciller y diplomático Oscar Maurtua?, por otro lado, ¿a título de qué el “premier” Guido Bellido, admirador de senderistas que mataron a miles de peruanos, se atreve a decir que el nuevo canciller está obligado a dar prioridad en la política exterior a los países comunistas fracasados o a revivir a organismos en agonía como UNASUR?
Por eso no resulta extraño que el ministro de “las culturas” Ciro Gálvez Herrera, con un prontuario delictivo en su haber, plantee que el Ministerio de Comercio y Turismo (MINCETUR) debe ser eliminado y sus funciones diluidas en otras organizaciones del Estado. También hablan de fusionar instituciones del Estado, crear más burocracia para de ese modo generar lealtades asalariadas y dependientes del presupuesto público como hoy ocurre en Argentina, Venezuela y Nicaragua. Quieren todos estos socios socialistas, empobrecer al país, por esa razón en vez de generar puestos de trabajo se han dedicado a continuar con el despilfarro del dinero ahorrado a través de la entrega de bonos, unos días dicen será “individual” y en otros “familiar”; quieren determinar qué tipo de bono resulta ser más efectista. De ninguna manera quieren promover el desarrollo del país, ya que un país en ruinas y con lealtades asalariadas del presupuesto público es mucho más fácil de capturar.
La historia del comunismo en el mundo que llegó a capturar el poder, ha demostrado desde 1917 en que triunfó la Revolución Rusa hasta su extensión en 1991, nunca practicó la democracia; los chinos que en 1947 se instalaron con Mao Tse Tung, a la fecha no han realizado elecciones y los líderes se suceden por el triunfo de un grupo sobre otro; quizá uno de los grupos más sangrientos y violentos de los cuales Sendero Luminoso fue una réplica, que admira el “premier” Bellido, fue el de Camboya bajo la conducción de Saloth Sar, más conocido como Pol Pot, personaje siniestro y violento que trató de implantar un socialismo agrícola para lo cual obligó a todos a ir al campo y quien se resistía era eliminado en el acto; este dirigente tiene en su haber más de un millón de muertos en un año y medio.
En Latinoamérica tenemos a Fidel Castro, en Cuba, a Daniel Ortega en Nicaragua, a Chávez y Maduro en Venezuela que a la fecha no realizan elecciones y cuando las hacen como ahora en Nicaragua, Ortega apresa a todos sus opositores o son amañadas, esa es la llamada democracia popular.
El país está pues advertido, la cosa no es de juegos y concesiones, las reglas de esta democracia corrupta y tolerante ha sido deteriorada por sus propios defensores de hoy hace más de treinta años, para no remontarnos al siglo XIX, ya que inventaron frases como “recibir dinero no es delito”, “la plata llega sola”, mientras que los negociados iban viento en popa, las empresas corruptas prosperaban a su regalado gusto; por otro lado, la salud, el canal de riego, la vías de comunicación o una educación de calidad nunca llegó al interior del país.
Pero los moralistas izquierdistas de ahora, los que fungen de limpios, inmaculados y sin mancha, tampoco son trigo limpio, sino hagamos una visita por los informes de la Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo y se puede comprobar, que todos los gobiernos regionales, los municipios provinciales y distritales en su gran mayoría están atravesados por la corrupción. Este movimiento que nace en Huancayo ha logrado consolidar a todos los gobiernos regionales y por eso se anuncia que será a través de los gobiernos subnacionales como ahora se les llama, la realización de las obras de desarrollo, de inversión pública. Esa descentralización de la inversión y el gasto público se ha traducido en obras de tras de las cuales hay corrupción.
Debe quedar claro que, lo que será el soporte del actual gobierno está previsto se traslade a las regiones, los presupuestos se incrementarán y de inmediato se anunciarán e iniciarán grandes obras públicas en todas las regiones y por supuesto la corrupción será el manto que cubra todas esas inversiones amañadas con nuevos socios de la construcción.
No les interesa el desarrollo, les interesa generar lealtades basadas en los salarios que salen del Estado y serán todos estos nuevos soldados del socialismo los que defenderán cada feudo en el que ha sido convertido el gobierno regional. Esta institución tiene que ser replanteada, pero eso ocurrirá en otro momento.
Lo cierto es que más temprano que tarde el país estará sumido en la violencia, sumido en la pobreza, convencido que los precios suben, el dólar incrementa su valor y que pronto estaremos como Argentina que se debate entre el mantenimiento de los nuevos ricos vía el presupuesto y la supervivencia de un país que antes lo tenía todo.
Considero que las marchas que se realizan con los viejos líderes en las calles y los discursos que ellos pronuncian son más de lo mismo, son ellos los que nos llevaron con sus tolerantes conductas al resultado que ahora tiene al país en vilo y a unos impresentables en palacio; la juventud debe saber que en 1930, cuando dos líderes políticos plantearon y desafiaron con sus propuestas de oportunidad a una sociedad oligárquica, uno tenía 35 años y el otro 36, estamos hablando de Víctor Raúl Haya de La Torre y José Carlos Mariátegui, respectivamente.
Por eso es que el futuro es incierto, el país requiere en estos días aciagos de una nueva generación de jóvenes comprometidos con la democracia, convencidos que la renovación del poder y el equilibrio del mismo entre las tres instituciones Ejecutivo, Legislativo y Judicial, son la base de la democracia y que no puede existir un expreso divorcio entre la ética, la moral y la vida política y económica del país, porque ese divorcio facilita y promueve la corrupción.