El actual canciller del Perú, Oscar Maúrtua de Romaña, ha publicado un artículo titulado: “Soberanía y principio de no intervención” (La República 15/12/21), en el que señala que los comentarios de rechazo efectuados contra la reunión de RUNASUR que se iban a realizarse en el Cusco en el presente mes, organizado y conducido por el chavista Evo Morales, no constituye una amenaza a la soberanía ni a la integridad nacional ni al orden interno. Y añade: “…emplazar al gobierno (de Pedro Castillo) para que prohíba las actividades de Evo Morales en el país es pedirle que actúe al margen de la legalidad, lo que es impropio en una democracia”.
Creí que la Primera Ministra Mirtha Vásquez, en su condición de abogada solo caía en la figura de “ignorancia supina” pero sus aprobaciones para esta reunión de Morales en el Perú, por su nivel de responsabilidad permiten calificar que se trata de una “ignorancia crasa”, que es la misma en la que está incurriendo el flamante canciller de ocasión. El Perú no se puede defender solo con argumentos jurídicos, ese tipo de defensa nos ha llevado a una enorme pérdida territorial en el siglo XIX y el XX con todos los países vecinos que sí poseen objetivos geopolíticos a largo plazo.
Los comentarios y posiciones fijadas por los ex cancilleres y diplomáticos de carrera, sobre el riesgo que representa el intento geopolítico de Evo Morales, de conformar en la región el llamado RUNASUR, es una advertencia con perspectiva geopolítica, que busca en el tiempo consolidar una unidad troncal basada en la integración de los Estados nacionales de Ecuador, Perú y Bolivia. Por estas consideraciones, estos asuntos de Estado, señor canciller y señora Primera Ministra, no se evalúan ni solucionan solo con criterios jurídicos.