Como las desgracias nunca llegan solas a nuestro sufrido país, las noticias internacionales señalaron el 15/3/23, que la agencia de medición de riesgos Moody´s de la banca norteamericana, rebajó su calificación al Perú de “estable a negativa”, este cambio obedece a que la calificadora considera que en el país se viene produciendo “un entorno operativo que se deteriora rápidamente”; la otra noticia negativa es que las agro exportaciones habrían perdido 300 millones de dólares como resultado de los conflictos sociales que se iniciaron en diciembre (2022) al que se añade la presencia del ciclón Yaku (agua) que con las lluvias e inundaciones producidas ha afectado al área exportadora del país. Tras cuernos, palos.
Por otro lado, el Perú sigue siendo gobernado por representantes de algún grupo de izquierda de los muchos en los que están divididos. La señora Dina Boluarte, confiesa ser de izquierda democrática, así lo expresó cuando fue expulsada del Partido Perú Libre de Cerrón y Castillo por no sujetarse a los planes de gobierno. Al respecto en una carta con la que marcó distancia con Cerrón y Castillo, dijo: “Como miles de peruanos y peruanas, soy de izquierda, pero de izquierda democrática, no totalitaria, ni sectaria que permite la divergencia y la crítica y donde no hay líderes infalibles ni intocables. Y seguiré trabajando por una unidad de todos los izquierdistas, más allá de sus opciones partidarias para fortalecernos como una opción política válida”, con estas palabras la presidenta, marca distancia con la agrupación que la llevó al poder.
Por otro lado, el premier Alberto Otárola, también es de izquierda. Perteneció al Partido Socialista Revolucionario que dirigía Enrique Bernales; luego pasó a servir a Ollanta Humala, de quien fue su ministro de defensa; hoy es su abogado defensor, así como de su esposa Nadine Heredia. De modo que, hoy, dos izquierdistas de distintas fuentes, están en la cima del poder. Mientras que Pedro Castillo, otro izquierdista radical, está preso por intentar un golpe de Estado para instalar una dictadura del pueblo.
Ahora bien, a guisa de qué, hago esta precisión. Porque recién se puede entender, que, cuando el premier Otárola fue citado a declarar en la fiscalía, sobre los 50 muertos producidos durante la grita y violencia promovida por la izquierda radical; el señor premier, declaró: “Que las Fuerzas Armadas no le revelaron previamente los planes de acción”. Simplemente como buen izquierdista, se convirtió en Pilatos porque se lavó las manos de la responsabilidad que le corresponde enfrentar. Tuvo la ocasión para manifestar y aclarar que no hubo ni hay de por medio un plan genocida para restaurar el orden constitucional a como dé lugar. Pudo decir que en la doctrina de formación militar y policial no existe un texto o dispositivo que exprese abiertamente que el orden es primero y la eliminación física está justificada para conseguir ese fin. Prefirió callar, ese silencio en él, resulta ética y jurídicamente, insostenible porque fue varias veces Ministro de Defensa y profesor en la Marina de Guerra del Perú, por tanto, se supone que conoce lo que se enseña en las instituciones militares y también policiales. Sin embargo, no podemos ignorar que, para cualquier tipo de izquierdista, este Estado, es burgués, sujeto a ser debilitado y dinamitado desde el interior de sus estructuras. Y eso es lo que vienen haciendo los izquierdistas que gobiernan el país, como así lo estuvo realizando Pedro Castillo con la policía nacional, los prefectos y subprefectos, entre otros.
Lamentablemente, para los peruanos que no compartimos las argumentaciones de una izquierda que se quedó en el siglo XIX, es claro que las bases ideológicas que les sirven de soporte, están fundamentadas en el odio entre las clases, el odio entre los que tienen y los que no tienen, en la confrontación abierta, en la búsqueda de peruanos muertos porque esos cadáveres son los trofeos que les sirven para señalar que los militares y policías son abusivos, prepotentes y genocidas. Es tan fanática esta posición que quemaron vivo a un joven policía, que no hizo uso de su arma de reglamento para defender su vida amenazada. Estos fanáticos del odio, obligaron a los seis soldados a cruzar el río Ilave, les tiraron piedras, los insultaron, los acosaron y pedían que dejaran las armas y abandonaran la misión encomendada; estos jóvenes sacrificados por estos izquierdistas escondidos en el anonimato de la turba, son el resultado del odio que ellos practican contra todos los que no piensan como ellos. Los soldados portaban armas, pero tenían la orden de no disparar, que eso es lo que buscaban los azuzadores violentistas y radicales de Puno.
Esa ideología del odio está en la mente y en la práctica de los izquierdistas que quieren el poder; de manera que, no debe sorprendernos si la presidenta y el premier, opten dentro de poco, abandonar y/o autorizar procesos judiciales a los miembros de las Fuerzas Armadas, porque son parte del Estado burgués que quieren cambiar, y hace uso de la fuerza para restaurar el orden Constitucional. Para los izquierdistas de cualquier agrupación, las Fuerzas Armadas son el mayor obstáculo que les dificulta capturar el poder, por eso la tratan de minar y promueven investigaciones internacionales como la que groseramente Naciones Unidas ha pedido al Perú y le ha extendido un plazo de 30 días para que presente su informe a la Comisión de Derechos Humanos. Esa presión solo se produce contra aquellos gobiernos que lo toleran y no tienen la dignidad suficiente para no aceptar injerencias de esta naturaleza. ¿Por qué no hacen lo mismo con Cuba, Nicaragua y Venezuela, que son sistemáticos violadores de los derechos humanos?
Al final los peruanos, demócratas liberales, nos quedamos solos, porque los que hoy están en el poder tienen como esencia de sus objetivos inmediatos instalar una dictadura del pueblo como la de Daniel Ortega que acaba de expulsar a más de 200 opositores a quienes tenían encarcelados, quitándoles su nacionalidad. ¿Y los derechos humanos? ¿Qué grupo de izquierda ha condenado este hecho abusivo y prepotente? Nadie, ni Verónica Mendoza, ni Vladimir Cerrón, mucho menos los izquierdistas que están en el congreso. No debemos olvidar que la señora Dina Boluarte, según su propia declaración seguirá “trabajando por una unidad de todos los izquierdistas, más allá de sus opciones partidarias para fortalecernos como una opción política válida”. De modo que, la presidenta y el premier, están jugando en pared, para lograr instalar una “democracia popular”. Por eso, tampoco resultará extraño que pronto creen otra “Comisión de la Verdad” con carácter vinculante para enjuiciar a los militares y policías como lo hicieran con la que creara Valentín Paniagua en 2001.
Y para agravar esta situación de inestabilidad, la naturaleza desató su furia y rebeló una vez más la improvisación de las instituciones encargadas de la prevención. Reveló que los dineros destinados a tomar las previsiones no solo fueron malversados sino muestra que los ingenieros construyen carreteras, servicios y viviendas en los lechos de los ríos. Ni un aprendiz, haría tamañas y desastrosas obras, pero la corrupción se cruza en sus caminos y son ganados por el dinero fácil y mal habido. No hay caso que, la institucionalidad está podrida, los valores éticos y morales son olímpicamente olvidados, y la norma es, roben lo más que puedan, que no hay otra oportunidad.
Vivimos la anomia total.