Es una joven mujer que entre su etapa adolescente y el inicio de la juventud, se ha convertido en la abanderada de la justicia y la lucha tenaz contra la corrupción en el país. A sus escasos 21 años de edad, le ha tocado vivir un drama que incluye el asesinato de su hermano y meses después el de su señor padre por órdenes de dirigentes corruptos encaramados como autoridades en el gobierno regional de Ancash.
De no haber sido por su perseverancia reclamando justicia por el asesinato de su progenitor y hermano mayor, el país no se habría enterado en absoluto de la podredumbre que se había instalado en un sector importante de los gobiernos regionales y alcaldías distritales de todo el país. El gesto y la entereza que Fiorella Nolasco ha puesto a su sed de justicia, ha permitido que el nación se entere que los órganos de control como la Contraloría y la Fiscalía, sean vistas como instituciones buenas para nada; ya que en todos los gobiernos regionales cuyos presidentes se encuentran presos por actos de corrupción o alcaldes distritales y provinciales también comprometidos en malos manejos administrativos afectando al erario nacional, ninguno de estos órganos de control logró identificar lo que venía sucediendo a pesar de que se trataba de autoridades en su mayoría reelegidas y se aprestaban a conseguir su tercer mandato.
El país ha visto con mucha consternación, cómo la Fiscalía solo servía para archivar las denuncias o cambiar a los fiscales que se preocupaban por descubrir todos estos entuertos y poner a cuanto corrupto se descubría a buen recaudo. Por otro lado, la Contraloría General de la República a pesar de haber ampliado su radio de acción creando sedes en muchos lugares del país, incluso en Lambayeque, no tuvo la preocupación de realizar acciones de control a una autoridad reelegida que se iba por la tercera reelección.
A ningún peruano decente le puede saber bien que 1,699 alcaldes de un total de 1,841 a nivel nacional estén siendo investigados por peculado de uso, malversación de fondos, negociación incompatible y colusión. Cabe señalar que los 1,699 alcaldes investigados representan el 92 por ciento; es decir, casi todos.
En cuanto a los gobiernos regionales, hay un total de seis presidentes regionales actualmente judicializados por casos de corrupción y asesinato, se trata de: Gerardo Viñas Dioses (Tumbes), Iván Vásquez (Loreto), Gregorio Santos (Cajamarca), César Álvarez (Ancash), Klever Meléndez (Pasco) y Wilfredo Oscorima (Ayacucho). Si bien esta cantidad de presidentes regionales ya se encuentran llevados a juicio, existe un total de 19 presidentes regionales que están siendo investigados.
Muchas de estas autoridades municipales como regionales se presentaron a ser reelegidos por segunda y tercera vez; la pregunta que salta a la vista es ¿por qué la Fiscalía y la Contraloría no hicieron su trabajo para el cual fueron creados? No se les pide hacer algo extraordinario, simplemente cumplir sus funciones legales; si lo hubieran hecho hoy no lamentaríamos que estas autoridades dispusieran de los dineros que no les pertenece para provecho propio.
En todo este asunto descubierto, resalta la figura de Fiorella Nolasco, quien destapó una olla que olía a podrido; lo malo es que las autoridades llamadas a descubrir y denunciar todos estos casos se encuentran secuestradas o coludidas por los corruptos que no tienen pelaje específico ya que son civiles como militares, policías como empresarios, parlamentarios, jueces o fiscales. El Perú ha llegado al tope en materia de corrupción y la ciudadanía tiene la palabra, porque de estas nuestras autoridades de hoy no podemos esperar absolutamente nada.