Jaime Castro Contreras dialoga con la doctora Jenny Vilcatoma
Cuando los peruanos de bien considerábamos que la batalla contra la corrupción desde el Estado se estaba perdiendo, ha emergido la figura notable de la doctora Jenny Vilcatoma; se trata de una mujer valiente que muestra convicción en sus gestos y en sus palabras. No le teme a nadie ni a nada con tal de no perder la esperanza de que alguna vez los peruanos que no están de acuerdo con la corrupción y el enriquecimiento ilícito de malos políticos, dudosos empresarios y militares que traicionan a la Patria, en algún momento, puedan formar una nueva legión de dirigentes decentes y transparentes que administren los recursos que según la propia Constitución es de todos los peruanos y de delincuentes de cuello, corbata y uniforme que usan para sus fines personales las instituciones que se les ha confiado ya por mandato de la elección popular o por designación que indican las leyes.
Por esta razón Vivir Bien, una revista comprometida con el Perú y que denuncia permanentemente los casos de corrupción que se dan en el Estado, ha buscado a la doctora Jenny Vilcatoma para entablar un diálogo diferente al que aparecen todos los días en los medios escritos y televisivos y hacer una pequeña semblanza y conocer otra dimensión de tan aguerrida persona.
Vivir Bien (VB): ¿dónde nació usted doctora?
Jenny Vilcatoma (JV): Nací en Ayacucho, Huamanga, y me crecí en medio de la violencia terrorista que se había instalado en mi ciudad por parte de Sendero Luminoso.
VB: ¿Cuál es el origen de la fuerza y convicción que pone usted a sus palabras cuando la entrevistan o cuando desarrolla sus argumentos?
JV: La fuerza a la que usted alude, creo que no es otra que el resultado de haber crecido en medio de bombas, disparos, muertes por doquier que se dieron en mi tierra natal. Crecí como lo dije en medio del desarrollo destructivo de Sendero Luminoso. Le puedo referir la siguiente anécdota: cuando estaba en el colegio, los fines de semana durante toda la noche se escuchan estallidos de bombas y disparos de armas, y a las 8 de la mañana de cada domingo, teníamos que asistir al colegio y desfilar en la plaza de armas para izar nuestra bandera peruana; luego volvíamos a nuestras casas uniformadas con el temor de algún atentado; esto creo yo nos hizo fuertes a toda una generación, porque le perdimos miedo al terrorismo. Este hecho lo viví durante toda mi niñez y adolescencia, y no cesó durante mi vida universitaria porque estudié derecho también en Ayacucho y permanentemente la violencia seguía acompañándonos.
VB: ¿De manera qué esta forma de perder el miedo ante la violencia efectiva del terrorismo, es la que ha llevado a querer hacer justicia en el ámbito del Estado?
JV: Como abogada creo en la justicia y en la posibilidad de que ella llegue a los más pobres. Pero ocurre que quienes manejan las cosas y presupuestos del Estado, no se ponen al servicio del pueblo sino que utilizan sus cargos para enriquecerse ilícitamente. Este problema hace tiempo dejó de ser una acción aislada, ahora se ha convertido en crimen organizado donde concurren una serie de personajes: civiles, militares, empresarios, políticos, entre los principales. Concurren también una serie de profesiones, que son los encargados de encontrar los resquicios y vacíos legales y desarrollan toda la infraestructura para apropiarse de los dineros y bienes del Estado.
VB: ¿Podría decirnos brevemente cómo es esta figura del crimen organizado en el Estado?
JV: Quiero comenzar señalándole lo siguiente: el narcotráfico, es una actividad delictiva que requiere comprar o alquilar terrenos para el sembrío de las hojas de coca, requiere de insumos químicos, necesita de trabajadores que acopien las hojas, las seleccionen y luego las procesen. Requiere de un sistema de transporte que incluye el terrestre, marítimo y aéreo; hay pues toda una infraestructura y capitales y sobre todo armas para garantizar la producción y su distribución, y por supuesto hay mucho dinero para corromper autoridades de todo nivel, de arriba abajo, horizontal y verticalmente.
El crimen organizado que se da en el Estado, no funciona así; es otra cosa. Ahí llegan los malos políticos con una red de corrupción que invade la administración pública, no hacen inversiones, simplemente observan dónde está el dinero o las propiedades del Estado, y a partir de ese hecho diseñan una estrategia y un modus operandi para levantarse todo lo que puedan levantar. Diseñada la estrategia, crean organizaciones periodísticas, grupos jurídicos, grupos de seguridad, hacen reglajes, interceptan las líneas telefónicas, contratan sicarios y con todo ello, amenazan, dan muerte, indisponen, denuncian y realizan campañas de desprestigio a través de sus propios medios, con periodistas que están a su servicio. Como verá el método de trabajo es otro, se desde dentro del Estado.
VB: Ahora que ha sido despedida de la fiscalía anticorrupción, a qué se va a dedicar doctora Vilcatoma?
JV: Retornaré a mis actividades académicas. Deseo enseñar en pre y posgrado. Deseo preparar cuadros para combatir a este flagelo que se ha instalado en el Estado; quiero seguir apoyando a mi país y quiero seguir investigando.
VB: ¿Ahora que usted se encuentra en medio de la tormenta y es respaldada por muchas personas de todas las edades, ¿no cree que ha llegado la oportunidad de postular al congreso, incursionar en política?
JV: No, no tengo interés en la política. Soy una técnica del derecho, conozco de procesos y me he preparado en una serie de cursos que me han brindado la oportunidad de poder haber hecho un buen papel en la fiscalía anticorrupción. Que nos les haya gustado mi trabajo, me tiene sin cuidado, que me quieran resetear el cerebro, nunca lo lograrán, primero es el Perú y al él no se le puede fallar.