Han transcurrido 23 años del siglo XXI, y el futuro del país sigue en la incertidumbre. A los chilenos les ha tomado cuatro largos años para recién darse cuenta que el camino al desarrollo es el comercio exterior, el mercado global en tiempos actuales. El mercado no se reduce a los millones de habitantes que existen en un país, tampoco a los millones de habitantes que suman Latinoamérica juntas. Hoy el mercado es el mundo y dentro de consideraciones liberales de competitividad en todo rubro como el económico, el comercial, la infraestructura, el tecnológico y los servicios.
Quienes no quieran entender o aceptar esta realidad, que todos los días nos da en la cara, quienes consideren que el socialismo desde los más radicales vía las armas (Cuba) o vía el voto popular y las dictaduras que luego imponen para hacer “justicia social” (Venezuela y Nicaragua), resultan un cuento chino cubierta de una farsa ideológica que no corresponde a los tiempos que vivimos.
Es necesario recordar que la toda poderosa URSS sucumbió por decisión propia de sus gobernantes un 25 diciembre de 1991, ese día el presidente Gorbachov, disolvió, lo que resultaba un lastre burocrático y autoritario; esa desintegración política, fue también una desintegración territorial, ya que las 15 repúblicas que la conformaban se declararon independientes y gradualmente se integraron a la Unión Europea, y Ucrania iba por ese camino. A partir de esa desintegración, Rusia, desarrolla una economía mixta que ha privatizado gran parte de la industria y el Estado controla las industrias estratégicas.
China es otro gigante socialista, que desde 1978, la nueva clase dirigente que reemplazó a Mao Tse Tung, vio que el socialismo, no conducía a la gran ilusión de la justicia social para el pueblo chino. Fue Deng Xiaoping, que, con ideas renovadoras de occidente, dio cabida a las inversiones foráneas. Hoy, hay en China, más de 70 mil empresas americanas y europeas, que la convirtieron en la “fábrica del mundo”. La apertura a la deslocalización de las empresas capitalistas occidentales le ha permitido crecer a China de la forma como lo ha hecho en cuarenta años, que hoy empieza a desplazar a los Estados Unidos. China practica como ellos llaman un “socialismo de características chinas”.
No insisto en más ejemplos claros y contundentes, porque el mercado, hoy, es global y el comercio internacional, el complemento que permite la capitalización y crear los excedentes o la plusvalía con los cuales los gobiernos atienden los asuntos del desarrollo en educación, salud e infraestructura que se brinda a la población.
Los dos casos citados, sirven de referencia para señalar que, en el Perú, la dirigencia izquierdista y variopinta que conduce a la nación, no asegura ninguna posibilidad de recuperación integral del país. El país viene cayendo gradual y sistemáticamente y se sigue insistiendo en la “necesidad de cambiar la Constitución” de 1993 que nos rige y retornar a la de 1979.
En Chile como en el Perú las constituciones abiertas al mercado global, fueron implantadas por las respectivas dictaduras de Pinochet y Fujimori. Esos instrumentos jurídicos son los que han posibilitado el crecimiento económico sostenido que en el caso peruano durante 20 años ha asegurado un crecimiento sostenido en toda la región, se avanzó en la industria alimentaria de exportación y continuó con los recursos minerales que la industria global necesita. Nos guste o no, lo cierto es que la Constitución de 1993, abrió las puertas del mercado internacional, y es el capítulo económico el que tiene esa positiva particularidad. Aquí tenemos que ser prácticos como los chinos y como dijo Deng Xiaoping, “no importa si el gato es negro o blanco, lo importante es que cace ratones”. Hay que traer a la memoria de los cuestionan la Constitución de 1993, que la firma de Fujimori fue retirada durante el gobierno de Alejandro Toledo, si acaso les fastidia haber sido implantada por el dictador que les obsesiona verlo siempre en la cárcel.
El gobierno actual, que se muestra delirante con el cambio de Constitución, no entiende que, si no hay crecimiento económico, no hay desarrollo, los impuestos merman, la desocupación se incrementa, las fábricas cierran, la pobreza aumenta, la informalidad crece, la criminalidad se extiende, no hay capacidad de ahorro y el gobierno se ve en la obligación, como ahora, de reconocer que la economía del Perú está en recesión. Hoy nadie puede negar que la economía del Perú está en su peor momento después de 25 años de crecimiento.
La presidenta Dina Boluarte, viaja al exterior y dice que el país está abierto a recibir la inversión extranjera, pero nadie le cree, nadie viene a invertir y más bien las empresas cierran. ¿Por qué? Porque la política es difusa, insegura, y siempre hay algún improvisado de su gobierno que anuncia que se cambiará la Constitución.
Realmente, el país vive una situación de incertidumbre política que no avizora ningún futuro, la clase dirigente con escasísimas excepciones es corrupta, en las regiones ocurre lo mismo, los gobiernos locales están en la misma situación. No se aprecia un líder o lideresa que pueda representar una posibilidad en el futuro inmediato; los que existen son hombres y mujeres maduros en el que nadie está libre de ser parte de algún tema de corrupción. Por el lado de la justicia, tampoco hay posibilidad que contribuyan a sancionar a todos los infractores, liberan a cuanta gente debe estar en la cárcel. Sería de veras interesante que la Contraloría, que al parecer todavía mantiene una imagen de objetividad y seriedad, investigue los signos exteriores de riqueza de todos los altos funcionarios estatales de los cinco últimos gobiernos y encontrará que existen fortunas que no tienen explicación.
A propósito, el presidente Nayib Bukele de El Salvador, recientemente reunió a todos los altos funcionarios de su gobierno y en un discurso original, dijo que, en esa reunión con los funcionarios de Estado, había un señor que no formaba parte del gobierno; se trataba del Fiscal de la Nación y le dijo, “señor Fiscal, aquí tiene a los altos funcionarios que me están acompañando a gobernar y se los entrego para que los investigue a cada uno de ellos y a mí como presidente”. Esta figura nunca se verá por estos lares del señor.