En el mes de noviembre se anuncia que será inaugurado el mega puerto de Chancay. Vendrá el presidente de China, Xi Jinping y formará parte de las actividades de la tercera reunión de APEC, en el que participan las 21 economías del Asia-Pacífico, con el fin de consolidar el crecimiento y prosperidad de los países.
Por todas las conferencias que se vienen dando y la amplia difusión que se da sobre los alcances y proyecciones internacionales del mega puerto de Chancay, será como se suele decir, la octava maravilla del mundo, porque convertirá el Perú en un hub portuario; será nuestro país un centro logístico o un punto de conexión internacional que corresponde y hay que decirlo con todas sus letras, a los intereses geopolíticos de China. El puerto, forma parte de sus proyecciones en Latinoamérica como los viene realizando en Europa y África.
Chancay, se encuentra en un lugar estratégico para las comunicaciones con el interior del continente. A los peruanos nos ha caído de sorpresa y maravilla esta gran inversión porque en el Estado peruano, en los gobiernos nacionales de los últimos veinte años, así como en los gobiernos regionales, no existe históricamente la menor idea de lo que significa una proyección geopolítica y, los partidos políticos, tampoco han desarrollado en sus plataformas alguna proyección geopolítica para el Perú ni en el siglo pasado ni para el presente. Todo esto resulta porque en los colegios no se enseña y solo en algunas universidades se hacen propuestas geopolíticas.
El puerto de Chancay, encuentra al Perú sin una red importante de infraestructura de comunicaciones que acerque a las regiones geográficas de la costa, la sierra y la selva y salvo los corredores interoceánicos que nos comunican con Brasil (empañados por la corrupción de Odebrecht) no contamos con la infraestructura de comunicaciones que nos convierta en competitivos. Todos sabemos que la carretera central está colapsada, todos conocemos que un tramo corto de Ate para unirse a Chosica no logra integrase a la carretera central y el problema lleva más de veinte años. Hay pues un serio problema para sacar provecho de contar en pocos meses con un gran puerto al que está estimado llegarán miles de contenedores. ¿Acaso no es cierto que el ferrocarril central que antes trasladaba pasajeros todos los días de lunes a sábado hoy solo transporta minerales? ¿Acaso no es cierto que de los 4500 kilómetros de líneas férreas que se construyeron desde el siglo XIX hasta 1960, apenas sobreviven hoy 1500 kilómetros?
Mirar el mapa de la infraestructura de comunicaciones al interior del país es un vacío que hay que aceleradamente dinamizar. Claro que los chinos podrán construir rápidamente toda la infraestructura de carreteras, ferrocarriles, puentes, aeropuertos en el interior del país y los proyectarán para unir Latinoamérica; ese es el camino inexorable que se nos viene, pero con tanto gobierno mediocre y la corrupción y la impunidad fortalecida, hay que considerar cuando menos como hipótesis que nos puede suceder lo ocurrido con la república de Sri Lanka. En ese país los chinos construyeron el puerto de Hambantota y como el país no lo pudo pagar, los chinos firmaron con el gobierno de Sri Lanka un contrato de arrendamiento por 99 años que se inició en 2017; hoy, los chinos han convertido al puerto en una base militar además de cobrar la deuda con los recursos naturales que ese país posee.
Otro aspecto, igual de importante para el futuro del país, es que nadie está discutiendo ni tomando en cuenta los problemas de seguridad continental, regional y nacional que acarreará la entrada en funcionamiento del mega puerto de Chancay.
No cabe duda que China tendrá una mayor influencia en la región con las inversiones paralelas que está efectuando en minería de cobre, electricidad y control de la energía eléctrica. Estados Unidos, está considerando la influencia que china tendrá en la región desde una perspectiva política y militar. En resumen, la presencia China constituye un desafío a la hegemonía norteamericana en la región; el Comando Sur, ya ha mostrado preocupación al respecto.
Si bien se especula, pero se estima que el puerto puede ser utilizado para la práctica del espionaje electrónico, el tráfico de armas y de personas. La preocupación también alcanza a países como Ecuador, Colombia, Chile y Bolivia, ya que se estima afectará las industrias nacionales de cada país. Las consecuencias del impacto ambiental tampoco se descartan ya que la pesca en alta mar y la industrialización de los peces en los barcos factoría serán una constante mucho más de lo que es ahora, en el que nos estamos enterando que el puerto tendrá exclusividad en su uso.
Nada de estos últimos temas negativos debe extrañarnos puesto que los acuerdos iniciales del puerto de Chancay fueron firmados en la gestión del discutido ex presidente Martín Vizcarra.