Los Vicepresidentes en Conflicto

Pareciera que los vicepresidentes elegidos en los gobiernos recientes y los candidatos a vicepresidentes en la actualidad, están revestidos de una fatalidad, ya que con mucha facilidad se  envuelven en conflictos de intereses, puesto que terminaron renunciando al cargo para no verse desaforados por el Congreso de la República.

Se trata de Omar Chehade, segundo vicepresidente del actual gobernante Ollanta Humala, quien fue acusado por tener reuniones sospechosas con autoridades policiales para facilitar el desalojo de obreros que administraban por orden judicial la empresa azucarera Anhahuasi y ser entregada al grupo agro industrial Wong que reclamada derechos sobre la misma. El congresista y vicepresidente Chehade se vio forzado a renunciar, renuncia que el congreso aceptó por unanimidad, con lo que evitó ser desaforado. Aquí surgió la famosa frase de Nadine Heredia “es tan difícil caminar derecho”.

El otro caso, igual de sonado, fue el que ocurrió durante el gobierno de Alejandro Toledo, su primer vicepresidente Raúl Diez Canseco Terry, también se vio forzado a renunciar al cargo de vicepresidente y Ministro de Comercio Exterior y Turismo, por emitir dispositivos legales que favorecían al padre de quien es ahora su esposa.

Un tercer caso ya no de  un vicepresidente en ejercicio sino de un candidato al cargo por votación popular, es el que ha envuelto durante la campaña electoral a José Chlimper, empresario exitoso que se encuentra comprometido políticamente con el partido Fuerza Popular y con Keiko Fujimori. Los propios empresarios reconocen en él  a una persona de trayectoria empresarial y pública sin mayores cuestionamientos.

¿Por qué entonces una persona de trayectoria limpia se ve envuelta en un caso que si bien es discutible y jurídicamente no ha sido probado todavía la adulteración posible de dos USB que favorecen a un sujeto tan discutible como Joaquín Ramírez?

La defensa del ciudadano en cuestión dice, que se trata nada menos que del Secretario General del partido Fuerza Popular. Al respecto, la historia política del Perú demuestra que un Secretario General es todo un personaje que inspira respeto, confianza, credibilidad y seguridad, entre otras cualidades personales, razón por la cual le asignaron tamaña responsabilidad. Secretarios Generales de sus respectivos partidos políticos han sido, Alan García, Mauricio Mulder, Jorge Del Castillo, Lourdes Flores Nano, Raúl Castro, Cornejo Chávez, Jorge Del Prado, entre muchos políticos que contaban con una trayectoria intelectual, sindical y política que nadie ponía en duda para ser los conductores de sus organizaciones partidarias.

El caso que ahora involucra lamentablemente a José Chlimper, es prácticamente la de un impresentable, que ha provocado la caída de un director de un medio televisivo y el retiro de un programa político. Demasiado costo para alguien que debió ser retirado del cargo una vez que se supo que se encontraba investigado por la DEA americana sobre los orígenes sospechosos de su fortuna.

El retiro voluntario del personaje no fue políticamente bueno; a la candidata Keiko Fujimori le faltó energía porque debió ser ella misma, quien informaba al país que el personaje era apartado de sus funciones y del partido porque su presencia hacía mucho daño.

Que el personaje tenga dinero para pagar locales, entregar vehículos para la campaña y todo lo que su capacidad económica le permitía, tenía que ser cortado de raíz. Eso es actuar políticamente, “que le debemos mucho” mala suerte. No puede ser que una campaña ganada con tanto esfuerzo en las calles y los pueblos que se visitaron, se vea opacada porque no se pudo retirar a un personaje que debilita todo lo conseguido.

En política las medidas tienen que ser radicales, para demostrar que no existen ataduras, porque por encima de los aportes que pueden dar algunos poderosos económicamente, están los principios y valores que la población espera que sus líderes no solo se lo digan como frases bien hechas en los discursos, sino que sean una práctica de todos los días porque los llevan pegada a la piel.

José Chlimper posiblemente correrá la misma suerte que los otros vicepresidentes porque en su oportunidad no supo medir las consecuencias de ser tolerante con alguien que no vale la pena ni siquiera defender, no supo distinguir la paja del trigo, así de simple.

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