Hace poco tiempo el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, manifestó: “En el mundo en desarrollo, la corrupción es el enemigo público número uno”. Luego los organismos que promueven el desarrollo como Naciones Unidas, señalaron como tarea del siglo XXI, que hacia el año 2030, la pobreza se habrá reducido significativamente en el mundo. Estos buenos deseos de los organismos financieros internacionales se alejan de la realidad y de la propia posibilidad que ocurra en aquella fecha, porque existe demasiada tolerancia y permisividad en los gobiernos y los cuadros políticos de la región.
La corrupción que afecta a los pobres del Perú y Latinoamérica, es la que se produce en las alturas del poder político; desde presidentes y funcionarios de los diversos poderes del Estado, siempre se encuentran envueltos en casos de enriquecimiento ilícito, soborno, cohecho, opacidad en el tratamiento de los recursos públicos y su uso indebido, así como los conflictos de interés, entre otras figuras.
Todas estas figuras delictivas que son puestas en práctica por hombres y mujeres que llegan al poder, ahora también forman parte de las historias nacionales y de los escándalos de corrupción que viven diversos gobiernos de América Latina como Argentina, Perú, Chile y Brasil, principalmente.
- La velocidad para robar
Ya no es tanto la preocupación de cuanto roban, sino la velocidad con que lo hacen. Veamos algunos casos: Las acusaciones de enriquecimiento ilícito contra el ex presidente Lula, de Brasil representante del Partido de los Trabajadores, comenzó en su segundo período, cuando menos así indican las noticias y las autoridades judiciales que lo acusan.
En el caso de la señora Michell Bachelet, gobernante de Chile, país que se jactaba de ser el menos corrupto de la región, la corrupción se desató en el propio seno familiar, puesto que tanto la nuera como el hijo, se encargaron en obtener créditos bancarios para comprar tierras agrícolas, urbanizarlas y venderlas con una sobre ganancia de millones de pesos chilenos.
Hablando de tiempos y velocidades, aquí en el Perú, sufrido y corroído además por la delincuencia común, se observa que en el segundo mes del nuevo gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, las huestes corruptas que fabrican los espacios de oportunidad, se preparaban para hacer el “negociazo” del siglo, y se utilizaba a la iglesia de la cual se supone nadie puede dudar, para hacer plata “sentadito” como dice su mentor, utilizando la salud de los pobres y desamparados de la tierra, en este valle del señor.
En el gobierno de Ollanta Humala, igualmente, los personajes ligados al poder, como es el caso del ex primer vicepresidente de la república, Omar Chehade, nada menos y abogado personal del gobernante, también éste se coludía con algunos generales de la policía para desalojar a trabajadores en conflicto con una empresa privada.
En Argentina, la señora Cristina Fernández de Kirchner, también está acusada de corrupción y a diferencia de los otros casos que acabamos de citar, a esta señora le gustaba coleccionar hoteles, tiene tantos en el país gaucho, que los habitantes de Bariloche, una zona exclusiva para el turismo internacional, el pueblo dice que los hoteles se llaman “Cristina”. La señora Fernández, dicho sea de paso, tiene cincuenta acusaciones de enriquecimiento ilícito y lavado de activos, que hasta sus pensiones le han sido suspendidas.
- Los perdedores
Los mayores afectados por la corrupción son los pobres a los que los gobernantes dicen que van a ayudar. Probado está por el Banco Mundial que cada dólar que se roban los funcionarios, es cada salud afectada de algún pobre, es el hospital que no se construyó, o el colegio que no se edificó, la carpeta que tampoco existe, el carro policial usado para otros fines, ya que todo quedó en manos de los corruptos de cuello, corbata y uniforme.
- Amenaza a la democracia
La corrupción representa una amenaza a la democracia y al Estado de Derecho, por eso no puede pasar inadvertido los resultados de la reciente encuesta que acaba de publicar El Comercio (16/10/16) donde se aprecia una caída de 8 puntos a menos de tres meses de iniciado su mandato el presidente Pedro Pablo Kuczynski; igualmente ya solo el 53% aprueba la gestión del nuevo gobierno, en tanto que un 33% es categórico en afirmar que desaprueba dicha gestión.
No cabe duda que la corrupción sí juega bien sus cartas porque su presencia sin control o con un control mediocre amenaza a la democracia. Por esa razón la compra de votos, la entrega de dádivas y las falsas promesas a los electores conducen a cualquier gobierno a sentir el reclamo de esos “desalmados” que los apoyaron, lo cual produce una grave deslegitimación del gobierno comprometido, como lo acaba de producir un médico que vio en la salud de los pobres, su gran oportunidad para enriquecerse. Como dijo en entrevista televisiva la Procuradora, Príncipe, hay varios Carlos Moreno en el gobierno y la prensa tiene la responsabilidad de desenmascarar. (JRCC).